La señora Herminia (30) vive en un barrio alejado de la ciudad de Santa Cruz, barrio pobre donde viven familias con escasos recursos económicos, su vivienda consta de un cuarto pequeño donde paga un alquiler de 200 bs. por mes, una esquina del mismo cuarto ella usa como cocina, con una pequeña hornilla, ella no cocina ya que el poco dinero que ella llega a conseguir solo le alcanza para comprar comida hecha por sus vecinas.

Esta situación se ve agravada por una compleja y rápida artritis que en tan solo un año le redujo la movilidad hasta impedirle caminar. Tal era la desesperación que llegó a pedir ayuda por la televisión, desde donde le facilitaron una muleta para que de alguna manera al menos pudiera caminar. Por si no fuera bastante, en el año 2005 perdió a su marido en un accidente, que era la única ayuda que tenia, dejándola sola con su hija. En este momento no tiene ningún tipo de familiar cercano ni ayudas sociales, y sobrevive haciendo bordados de Carteras, gorras y adornos, los cuales vende a los mismos vecinos.

Una muleta para que le facilite de alguna manera su caminata. El año 2005 perdió la única ayuda que tenia que era la de su marido quien falleció en un accidente, dejándola sola con su hija. En este momento no tiene ningún tipo de familiar cercano, prácticamente se encuentra sin ayuda de la familia. Sobrevive lavando ropa, trabajo que tuvo que dejar ya que sus manos se encuentran en muy mal estado por la artritis, luego comenzó a hacer bordados de: Carteras, gorras y adornos, los cuales vende a los mismos vecinos, ya que también tuvo que dejar de lavar ropa, por culpa de la artritis.

La deformación de sus rodillas comenzó cuando la señora sentía dolor en ellas, luego siguiendo los consejos de su marido fue llevada a un “curandero”, donde le hicieron baños de agua con diferentes tipo de líquidos desconocidos y caseros, luego el “medico” le hacia tomar baños de agua caliente y pasaba a una tina con agua fría. Esta practica la realizo durante 2 meses y luego la practica el medico viajo y no volvió mas, por datos de vecinos le dijeron que el  llamado curandero no era mas que un veterinario.

Desde esa vez comenzó con la deformación de ambas rodillas, dificultándole su caminar de su día a día, ella nos comentaba al final de la entrevista “Yo quiero trabajar, no soy floja pero la verdad ya estoy perdiendo fuerzas para pararme y para poder vivir, me siento muy mal al ver mi hija sola conmigo y a veces sin tener que comer…”

Habiendo tenido conocimiento de este caso, la Fundación Española de Estudios Sociales y Sanitarios, realizó un donativo a esta Herminia de U$ 2.000.